20090906

Lento, suave, sin miedo. La crónica de un pretoriano (3ª parte)

Trotando voy. Despacio, lento, suave, sin miedo. Noche cerrada. Son las dos de la mañana. Hace frio. De vez en cuando paro y ando. Las piernas están cansadas. Se nota mas cuando ando. Asi que me pongo a trotar de nuevo. Despacio, lento, suave, sin miedo. El camino, aún oscuro, me recuerda a otras ediciones, en el mismo sentido, a los 101, en el sentido contrario, al homenaje. Una ventaja conocerse el terreno, sabes cuanto, mas o menos, queda. Una ventaja si vas bien, que es el caso. Las largas esperas se han traducido en largos descansos y por eso me encuentro tan bien, muy fresco, algo cansado, pero con suficientes ganas de continuar trotando. Despacio, lento, suave, y sin miedo.

A lo lejos diviso luces de coches, una carretera, el acceso al cuartel, a la izquierda otros años había mucha animación, hoy no queda un alma. A la derecha una manta de coches aparcados, en las afueras del cuartel, me imagino que serán de los participantes militares que hacen noche en el campamento. Allá diviso el arco de entrada, tras el puente. Me cruzo con algunos marchadores, solos unos, otros en pareja, algunos agarrados de la mano, son él y ella, ¿serán pareja también en la vida real? Que bonito es el amor. Este año he comprobado que ha habido un alto indice de parejas haciendo los 101. ¿Podría habilitarse una modalidad nueva?

Saludo al legionario de la garita, se me cuadra. Me asombro, me siento un mando romano entrando en el campamento. Aunque llevo en las piernas 77km y mas mierda que la bombilla de una cuadra hay que tener dignidad y entrar con el casco relimpio, asi que me quito el cortavientos y dejo a la vista la dorada coraza, me quito el foco y me encasqueto el yelmo, encojo la barriga, saco pecho y me pongo derecho y a un grito de ¡¡¡Tomares Vincit!!! llego a las puertas del comedor lo mas dignamente que puedo. El campamento legionario me merece todos los respetos. Un poquito de por favor.

Y ¡oh! sorpresa me encuentro con la perrilla blanquinegra en las puertas del comedor, se ha cascado el animal 20km acompañando participantes. ¿Llegará a Ronda?. Recojo las mochilas y me siento con los compañeros Léntulo y Pintus, que junto a Andrés y el militar recogido están cambiándose a la vez que pican algo. Me preguntan por el resto, y les digo que vienen atrás, que AG había tenido un despiste y se había perdido. Ahora que pienso, ¿y si han abandonado?. En ese instante veo unas plumas rojas entrar en el comedor, Cayo. Ha venido como las flechas tras mis pasos. Le pregunto y me tranquiliza. Vienen un poco mas atrás. Me alegro. Devuelvo las mochilas ya cambiado, con ropa de abrigo y me dispongo a comer. Son poco mas de las 2h30 de la madrugada.

Hacen entrada Leli, Inma y AG. La cara de AG es un poema. Cayo se acerca a ver el estado de las heridas. Mientras, las chicas, se ponen en cola para las mochilas y para la comida. AG tiene ambas ampollas en los pies que le impiden andar y trotar, plantea retirarse. Cayo hace uso de sus grandes dotes de persuasión y convence a AG para que no abandone, hasta al menos haber curado las heridas y comer algo caliente. No hay prisas, hasta las 4 de la mañana tenemos tiempo. Hay que estar muy mal para no acabar en 7h los últimos 24km. Son casi las 3. Leli e Inma, pletóricas por el kilómetro alcanzado se disponen a comer. Se les ve felices y contentas. AG arrastra los pies (y el alma) en dirección a los ángeles podólogos a que le curen. Scheilor y Chechu entran en ese momento. Scheilor sobrado, Chechu aguantando como un toro, desde el km16 que iba fundido. Lentulo y sus compañeros se disponen a marchar, nos deseamos suerte. Los demás terminamos de comer y de cambiarnos. AG sigue en la camilla.

3h30, AG sale con la cara desencajada de los podólogos, algo menos de cómo entró. Se dispone a comer y a cambiarse. Insiste en que esta reventado. Se descalza y tiene los dos talones vendados. No obstante al preguntarle el podólogo si le curaba para retirar o seguir él ha dicho secamente “para seguir” con la esperanza de recuperarse. Ya con ropa limpia se dispone a comer. Inma y Leli le animan. Cayo sigue con su persuasión: que si no acabas este año tendrás que repetir el siguiente porque el reportaje no lo habrás acabado, hazlo solo para no tener que venir mas, que lo que queda es un paseo, lo mas bonito del circuito, que ver amanecer en Ronda es una maravilla, que si hace falta te subimos la ermita a hombros, mira a Inma y Leli, lo contentan que van, come y veras como se te recargan las pilas. Y efectivamente, el caldito, la cocacola y los filetes empanados obran el milagro y la cara de AG va poco a poco recuperando el color. Decide continuar, son casi las 4 de la mañana

Salen los tres, mientras Cayo y yo continuamos con Scheilor y Chechu, esperamos que terminen de comer. Le decimos a AG que tiren para adelante, que ya les alcanzamos. A las 4 y poco mas salimos los cuatro pretorianos del comedor, el frio corta la piel, menos mal que esta vez si voy abrigado, camiseta de mangas largas, cortavientos sin mangas, otro con mangas y la coraza. Guantes y buff pretoriano. Mallas cortas. El resto de compañeros mallas largas. Frontal con pilas nuevas. 2 medios litros de cocacola en el cuerpo, un par de filetes empanados y el caldito legionario milagroso y muchas ganas de llegar a Ronda. Nos queda lo mas duro, lo mas bonito. El dia se nos echará encima, será mi segunda vez de cuatro entrando de dia. Ya inevitable, pero a la vez mágico. Cayo sería su primera de día, de 7 u 8 ediciones, una experiencia nueva. Siempre se aprende.

Próximo objetivo, alcanzar a AG y compañía, unos 20/25 minutos por delante. Pronostico que en la bajada de la ermita a Montejaque los pillamos. Con las heridas que lleva, similares a las que yo sufrí en 2006 es suficiente para saber que esa cuesta abajo la va a sufrir y por tanto ralentizar su ritmo. Asi que cuando salimos a la carretera empezamos a trotar, aprovechamos la cuesta abajo. Chechu decide ir andando y Scheilor le acompaña. Nos comprometemos a vemos antes de entrar en meta para hacerlo todos juntos. Nos deseamos suerte.

Los kilómetros que separan el cuartel de la subida a la ermita lo hacemos trotando del tirón, solo paramos en el repechito de comienzo de la subida y hasta culminar la misma. Vamos adelantando marchadores a los cuales les damos ánimos y a todos los que nos cruzamos en contra le damos la enhorabuena. Aún estando a oscuras, solo iluminado por nuestros frontales es para verle las caras de asombro ¿dónde van los majaretas estos con los cascos de romanos bajando a toda pastilla dando enhorabuenas a todos los que se le cruzan? Están locos estos pretorianos ¡¡¡¡Tomares Vincit!!!!. Personalmente nunca he corrido en este último circuito salvo uno o dos minutos del total del recorrido y en esta ocasión, vamos sobrados, trotando sin parar. Codo con codo, charlando y animando sin parar. Una experiencia quizás irrepetible.

Le comento a Cayo que este no es nuestro lugar natural, es imposible estar en el estado de descanso en que estamos. Nuestro sitio, quizás, sea regresando del bucle, con 4h menos en nuestras piernas y totalmente agotados, pero esto es lo que hay, trotando y disfrutando de cada zancada. La noche cerrada de Ronda, el cielo estrellado, el frió dándote en la cara, la luces deslumbrantes de los focos de los que vienen de vuelta, las roja de los que vamos para arriba, el saludo de los legionarios, en definitiva, los 101km de Ronda.

Cuesta de la ermita, ya andamos, pendiente cada vez mas pronunciada. El suelo cada vez mas salvaje. Cada vez hablamos menos. Las pulsaciones cada vez mas rápidas, el jadeo mas fuerte..... ¡viva la Virgen!... pero que viva mas abajo. Delante no vemos a nadie, pero detrás si vemos un largo rosario de luces, cuando la pendiente empieza a disminuir. Estamos cerca de la ermita. Allá esta. Me desvío de la misma, y me presento a la virgen. Y van cuatro ocasiones. Mi particular peregrinaje. Hablo con ella, y eso que no soy creyente. Me despido hasta el año que viene, si Dios quiere.

Empieza la bajada, y a mitad de la misma, el cortavientos amarillo de AG, ahí, a un tiro de piedra, no me equivoqué. Les alcanzamos y le damos ánimos. De nuevo la cara desencajada, el dolor de las ampollas le tiene frito. Leli en Inma van como dos Rosas, no se lo creen, pero saben que tiene al alcance de sus pies la meta de Ronda, de los 101. Volvemos a emplear la persuasión, Ángel, esto es de coco, no es físico, no hay dolor, esto es un paseo por la montaña, lo mas difícil ya ha pasado, nos quedan menos de 20km, esto esta hecho. En menos de 4h estamos en la Alameda del Tajo, colgando un cacho ladrillo en el cuello y con un pedazo de sudadera para vacilar entre los familiares y conocidos (jejejejeje). Reponemos fuerzas en avituallamiento, donde sufro un accidente, mas bien daño colateral, el casco se me cae debido al toldo que esta muy bajo y se me rompe una orejera. La visera se aguanta con el foco, pero si él, tiene que ser mi nariz quien la aguante. Espero llegar con él a Meta.

Continuamos la marcha, a mi me da por correr, y la bajada hasta la cueva del gato, cruzando Benaoján, prácticamente al trote, adelantando a numerosos marchadores, aquí nadie corre, o son marchadores natos, o son corredores que van tocados del ala, como AG. Pero yo me encuentro bien, muy bien, así que aprovecho y troto lo que puedo, hasta tal punto que me separo del grupo. Paro a ver si me alcanzan, pero no, llamo a Cayo y vienen muy atrás. Yo estoy a la altura del hotel de la cueva del gato. Aquí les espero. Estaba muerto de frio, el relente y la humedad del rio cercanos me estaban helando los huesos. Me alcanzan Chechu y Scheilor, que han adelantado a Cayo y al grupo de AG. Continúan, no quieren enfriarse. Yo sigo esperando. Hace frío. Mucho frío.

Continuará.....
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"Y como no sabía que era imposible...lo hizo" (Anónimo)

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