La Trans-Doñana: la carrera mas salvaje de toda Andalucía, de Matalascañas (Huelva) a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) 27,5km de playa de arena blanca en el P.N. Doñana.Esta carrera nace de esos pensamientos nada lúcidos que se me pasan por la cabeza cuando corro por la orillita del mar en Sanlúcar de Bda., y veo en el horizonte el P.N. Doñana con sus blancas dunas y verdes pinares.
La idea era acercarme en barco a Matalascañas, y desde allí por la playa llegar hasta donde desembarcan las barcazas que cruzan a los bañistas y pescadores desde Bajo Guía en Sanlúcar al P.N. Doñana, vulgarmente llamado “coto”.
Es domingo 3 de julio y suena el despertador a las 6:30, y mientras preparo la mochila y me hago un café, me llaman por mi nombre desde la calle, son las 7:20, han llegado los patronos del barco antes de tiempo, Joaqui y su cuñao, enfrío el café echándole agua y sin lavarme los dientes tiro millas.
Llegamos al club náutico situado en Bajo Guia, antes de las 8:00 y el barquero no ha entrado a trabajar, por lo que nos aprovechamos de la gentileza del guarda, para que nos acerque al barco (una pequeña embarcación a motor para 6 personas).
Una vez en el barco, ponemos el motor en marcha y arrancamos, a una velocidad de unos 25nudos nos dirigimos hacia Matalascañas. Dejamos atrás el perfil de Sanlúcar y de Chipiona. Aún no vemos Matalascañas, pero en una media hora llegaremos frente a la costa onubense.
A las 8:30 mas o memos, fondeamos cerca de la orilla donde terminan las edificaciones del pueblo, doy un salto y me meto en el agua hasta la cintura. Solo llevo el bañador. En la mano sostengo, evitando que no se moje, la mochila “camelbag” y el zapatillero. Me dirijo al exterior, no sin antes despedirme de Joaqui y su cuñao. Ellos continúan un par de millas mas adelante para pescar. Les digo que en unas 2 o 3horas llegaré. Si pasa algún imprevisto, quedo en darles un toque al móvil, ellos estarán al acecho, pero... ¿ habrá cobertura en el coto?
Me dirijo hacia la parte trasera de un grupo de hidropedales amontonados en la arena seca para cambiarme, ante la atenta mirada de los pocos transeúntes que curiosamente observan la escena (¿pensarán que estamos traficando con sustancias prohibidas, jaja?). una curiosa señora observa desde el patio de su casa, y como no tengo ningún lugar mejor, le enseño el culo al cambiarme de pantalones, jaja. Miro de nuevo hacia atrás y la señora ha desaparecido, jaja.
Un poquito de vaselina por los pies, entrepierna y tetillas, calcetines y zapatillas trail, una camiseta de mangas cortas de algodón, una gorra para protegerme del sol, las gafas maquineras también para el sol, el forerunner a cero, la mochila “camelbag” con 2litros de agua, un par de barritas de cereales por si me da una pájara, el móvil con batería, el mp3 y empieza la aventura.
En los primeros km sobrevuela la orilla un helicóptero de la Guardia Civil, al menos pienso que me cruzaré con algún coche patrullando o con algún vehículo de vigilancia del parque y en caso de necesidad pedirle ayuda (picadura de avispa, un golpe de calor, que me quede sin agua, etc.)
Hasta el km 5, no dejo de adelantar a pescadores que con carritos llenos de útiles de pesca se dirigen a echar el día. El paisaje es de los mas idílico, a la izquierda dunas interminables de arena blanca mezclada con arbustos y a veces salpicadas por cochambrosas construcciones de pescadores; a la derecha el amplio océano atlántico, sin apenas oleaje, calma chicha, una ligera bruma que impide ver bien el horizonte y la marea baja, entre ambos, no menos de 100 metros de blanca playa, y en frente y a lo lejos, el horizonte donde solo se divisa el mismo paisaje.
La estrategia a seguir, y debido a mi ignorancia en la distancia y la dificultad del terreno que me voy a encontrar, así como a mi poca preparación, me obligan a salir reservado, y me propongo trotar a unos 6min/km durante 5km, para andar 500mts, alternando y asi continuar hasta donde el cuerpo aguante. Mientras el cuerpo no me pida mas, beberé agua cada 2,5km en carrera y cuando ande los 500mts, es decir, cada 15/20min.
Llego al km 8, donde una antigua edificación cilíndrica (Torre Carboneras) vigila el verde horizonte del mar, unas señales indican que está prohibido la pesca con caña en 200 mts a la redonda, pero tan solo hay dos pescadores en una lanchita cercana, hace rato que no me cruzo con nadie. Y ya no lo haría hasta llegar a la “meta”.
Me encuentro bien de piernas, pero el “camelbag” me esta fallando, no deja de salir una gotita por una unión al tubo que se emplea para beber y me esta empapando la parte baja de la espalda, me ronda la idea de quedarme sin agua, y también que no voy a tener cobertura en el móvil. Me borro los malos pensamientos de la cabeza y sigo adelante
Mis únicos acompañantes son un grupo de gaviotas, que paseando por la orilla, cada vez que me acerco a ellas, levantan el vuelo para posarse unos metros mas adelante, y así una y otra vez. Me acuerdo de la película de NEMO, donde las representan como pájaros tontos. Llevan razón.
Por el km 16, no d1jo de divisar caminos serpenteantes formados por huellas de jabalíes, tanto en la arena seca como en la arena mojada. Esta última están frescas, a ver si diviso al animal. Aún así no me separo de la orilla por si sufro una embestida, raro es el caso, pero mas vale prevenir que curar, no sea que salga en los periódicos. Ya me veo en los titulares del SANLUCAR INFORMACIÓN: “loco corredor muere deshidratado y embestido por jabalí en el coto”, jaja,
Aún no veo en el horizonte del mar alineación alguna que me insinúe la civilización. Hace rato que no me cruzo con nadie ni con nada que me indique presencia humana. Estoy en medio de la nada, a la derecha el inmenso mar, a la izquierda el coto, dunas de arena, enfrente y atrás, playa interminable de arena blanca. Ya no hay ni gaviotas. Solo Doñana y yo. La soledad del corredor.
Acabo de ver los restos de una tortuga marina embarrancada, esta en los huesos y sus despojos de lo reparten varias avispas y moscas. Temo por que me pique alguna. Mas adelante veo sobrevolar un ave rapaz, parecido a un gran halcón o a un águila pequeñita. En el horizonte, en el mar, un par de manchitas blancas, barquitos de pesca. Las gaviotas levantan el vuelo a mi paso.
Numerosos restos de “naufragios” salpican el litoral: botellas de plástico, cabos, tablones, latas, restos de boyas caseras, etc, la civilización hace estragos. Me da la sensación que cualquier playa urbana esta mas limpia que el litoral de Doñana, y esto es debido porque aquí no llegan los servicios de limpieza, lógico, esto es un parque natural. Haría mas daño la máquina limpiadora que la basura que llega.
El calor aprieta, la camiseta la tengo totalmente mojada, me sirve para refrescarme las zonas mas expuestas al sol. Siento que me estoy quemando la piel a la altura del cuello y en la nuca. Menos mal que llevo una gorra que me protege de los rayos solares. Aprovecho el escape de agua del “camelbag” que ha empapado la camiseta por atrás. La exprimo y me remojo la cara, brazos y muslos. El sol cada vez aprieta mas.
Km21, ya diviso en el horizonte del mar la costa de Cádiz. Se ve nítidamente el faro de Chipiona, pero aún no diviso Sánlucar. A huevo calculo según la distancia que hay desde Chipiona hasta Sánlucar que me pueden quedar fácilmente unos 7 u 8 km. Dentro de poco se tiene que divisar la Punta del Cabo, punto de inflexión en la extensa recta de la costa.
A mi derecha veo yacer una medusa de unos 60cm de diámetro. La ha debido de dejar la marea. Su aspecto acuoso y cristalino me hace pensar que si me faltara agua el 98% de este animal esta compuesto de ella. En un caso de necesidad podía pegarle un bocado... joder, creo que me estoy deshidratando y volviendo loco a la vez, jaja.
Veo un barco a lo lejos con un par de pescadores. Parece que la meta la tengo cerca. Ya diviso la línea de Cádiz, a la derecha Chipiona, a la izquierda Sanlúcar, en medio una extensa línea de playa que el año pasado patee en repetidas ocasiones. Pero aún no veo a nadie en la costa, supongo que cuando gire en la Punta del Cabo, empezaré a verlos.
A partir de aquí decido correr 2,5km y ando 500mts. No me fío, porque estoy pasando calor, y aunque todavía tengo agua me puede faltar en cualquier momento. Además no estoy muy entrenado que digamos, y menos para correr por arena. Las piernas las noto muy pesadas, me cuesta arrancar cuando paro.
A la derecha escucho el motor de un barco, y ¡hostias! que alegría, son Joaqui y el Cuñao, que vienen pescando al “currican”, un tipo de pesca donde lanzan las cañas y navegando despacito siguen la línea de la costa. Así que tengo un par de ángeles de la guarda cerca mía, por lo que pueda ocurrir.
A los 25km decido andar 1km, en vez de 500m. Me noto muy cansado. Giro la Punta del Cabo y a lo lejos diviso varios bañistas, y dos torres de defensa, de las que tanto abundan por el litoral andaluz. Detrás de las dunas, se ven extensas masas de pinares, al fondo la Punta del Malandar, donde el Guadalquivir gira bruscamente en su desembocadura, tras él Bonanza y sus blancas salinas, un poquito a la derecha Bajoguía, quizás el lugar donde cocinan el arroz caldoso mas sabroso del mundo mundial, un barco cargado de contenedores se dirige hacia el río, numerosos barquitos se esparcen por el mar, al fondo en la línea de la costa se aprecian las sombrillas de los bañistas, a mi derecha me cruzo con una pareja recogiendo conchitas de la orilla, a mi izquierda, y para que no me olvide de donde estoy, yace un cervatillo en la arena, dios sabe como ha llegado el pobre animal a esta situación.
A los 26km empiezo de nuevo a trotar, pero una vez que paso la segunda fortaleza el terreno es demasiado blando, parece que hay un banco de algas debajo de él, y meto el pie entero en la arena mojada. Me cuesta muchísimo levantar los pies así que decido andar, y llamar al barco para que me recojan. El Forerruner marca 27,5km, en 3h21min. Me quito el “camelbag” para buscar el móvil y al echar el último trago veo con sorpresa que no queda ni una gota, al final he tenido suerte y me ha durado el agua hasta la meta.
A los 5min tengo el barco en la orilla, me descalzo y subo a la borda, Joaqui y el cuñao me observan con asombro, y me felicitan, les pido un poco de agua y me trinco dos botellas de 1,5l en un periquete. A los 10min estamos entrando en el bar del club naútico, pero esto es otra historia, jeje.
Al final, uno de mis sueños se ha visto cumplido, después de corretear la orilla desde Sanlúcar a Chipiona, y de darle tantas vueltas a la cabeza, conseguí mi objetivo de realizar una carrera por el P.N. Doñana, nada menos que 27,5km de playa salvaje. Próximo reto, compartir la experiencia con los amigos, jeje, y rematarlo con un arroz caldoso, jaja.
Salud. PLUM