20070702

La crónica de un recordman


CRÓNICA DE LA RANA GUSTAVO (Cronista de deportes minoritarios)

Repetir Campeonato en Águilas no lo llevaba demasiado bien asimilado, pero nuestro campeón sabe hacer encajes de bolillo y no mezclar las patatas con los tomates, por aquello de la disociación de los alimentos, y un Campeonato de España es un evento de gran prestigio.

El que los especuladores nos quieran vender los chalecitos en donde antes había un pino merendero no hizo suficiente fuerza como para negarse a competir, otro gallo diferente que podría cantar era el mordisco que llevaba en el femoral. Este Morrú no se entera de que no se puede picar con los niños cuando los está entrenado en San José en las series de velocidad y así le pasó que la contractura de la pierna derecha podría pasarle factura y no dejarlo competir al nivel que ya había demostrado dos semanas antes realizando todo un Record de España, en poder de nuestro querido Gerard, con mas de 7 años de duración en el ranking.

El aire que hizo el día anterior hacía temblar los cimientos de la seguridad de nuestro incombustible pertiguista, esos troncos con los que solo él y algunos elegidos del panorama Nacional saben saltar, exige un montón de mínimas condiciones establecidas, 190 libras la pértiga blanda y 200 libras la mas dura me dan la razón ante cualquier entendido que lo ponga en duda.

El día amaneció precioso, el aire parece que se puso de acuerdo con el evento que se estaba cociendo y desapareció casi totalmente, la masiva participación iba a dar el color que se necesita en una competición tan devaluada, que parece ser que levanta cabeza en la categoría master.

Quizás lo que mas flojo estuvo fue el colchón que no terminaba de cumplir con todas y cada una de las exigencias mínimas de seguridad, no obstante las gestiones previas que hizo Morrú ante la RFEA y las que posteriormente hizo esta ante el Comité de Jueces de la Provincia, hicieron mella y por lo menos los inexistentes salientes se suplieron con unas gruesas colchonetas que a título de salva porrazos cumplieron con su misión des-intimidatoria.

Ya en los ejercicios de calentamiento, de obligado cumplimiento antes de una competición, aprendidos en las clases de Yoguilates de San José, impartidas por el Doctor Valverde, se dio cuenta Morrú que el femoral tenía un tono nada habitual y que posiblemente tendría que tener una batalla constante contra el calor mínimo necesario que este músculo iba a exigir para no negarse a funcionar.

Las series de velocidad posteriores dejaron a nuestro campeón fuera de combate, el dolor que sentía al apretar los clavos contra el suelo daba demasiado miedo y hacía recordar que esta lesión había dejado fuera de juego en otros años mucho mas lozanos, por un periodo de tiempo superior a los 3 meses y haciendo cábalas eso quería decir que el Campeonato del Mundo, que tan bien iba hasta ese momento, se podía ir al traste por una mala decisión.

Un golpe de la pértiga contra el suelo en un arrebato de furia fue la decisión expuesta ante el público presente de nuestro Morrú … NO PUEDO ISABEL … gritaba a su compañera que desilusionada le miraba desde las gradas, comprendiendo que el masaje que le había hecho 45 minutos antes no servía para convencer al ingrato músculo, pero que asentía su decisión, pensando también que el Mundial era lo mas importante, sabedora ella de que una repentina lesión impediría convertir ese Campeonato como un gran viaje de ocio, planificado por los dos con esa filosofía de entender la competición divertida.

Solo esa forma de entender la competición divertida podía salvar el encuentro … como así fue.


La decisión de jugar saltando con sus compañeros de competición, entre los que estaba un asiduo de sus mejores años en la Liga de Clubes cuando competía con el Chapín Jerez, Alberto López, que dio color y alegría a esa “otra forma de competir” y la de enfundarse el femoral con un vendaje de dos capas en la que la de fuera era cinta de empaquetar, obligando a esas fibras tocadas a que no se movieran mas de lo estrictamente posible, junto con golpes de puño con el ánimo de calentar lo mas posible la zona afectada , fue esa decisión la que hizo a Morrú decidir que ya que no podía correr con sus 33 metros y 8 zancadas de carrera y pasar de 4 metros de altura, por lo menos disfrutaría compitiendo.

Cualquier otro atleta no hubiese consentido en empezar a rígida una competición en 2,60 mts con tan solo 3 zancadas de carrera, pero Morrú sabía entender lo que hacía allí, lo que había supuesto la pértiga para él y lo mas importante sabía perder, requisito este fundamental para saber ganar.

En este ánimo de jugar disfrutando el listón fue subiendo ... 2,70 mts, 2,80 mts, 2,90 mts, 3,00 mts y hasta esa altura nuestro incombustible pertiguista fue trepando y repartiéndose puestos en el medallero, está claro que con esa forma de saltar, sin poder doblar su tronco pértiga y con una carrera que difícilmente llegaba a 10 mts, ligar un bronce hubiese sido una digna recompensa al esfuerzo del femoral tocado y al orgullo disminuido del Campeón.

Pasar de 3,00 mts a 3,20 mts del tirón dejaba a Morrú fuera del medallero si no conseguía pasar esta pequeña altura a rígida y por mas que lo intentó en su primer salto no pudo con el listón y el segundo fue una réplica del primero, pero la inspiración aliada con el mínimo riesgo -ya que con tanto saltito de juguete, con los porrazos que recibió el paquete muscular y la cinta de empaquetar, que aunque se caía constantemente, mas ligero era subida a su sitio de trabajo, parece así que el femoral funcionaba algo- floreció la cabeza del pertiguista y se guardó un salto sin saber donde podría después usarlo.

La competición continuó, se subió a 3,30 mts, a 3,40 mts, a 3,50 mts y hasta esa altura estuvieron repartidas las medallas. La jugada estaba clara un solo intento un solo salto. Morrú pidió 3,60 mts y decidió coger su macro carrera de 33 mts con sus respectivas 8 zancadas. Casi seguro que después de correr distancia tan larga el femoral se quejaría y aun así ni siquiera había talonado en el calentamiento, no tenía la seguridad de que le fuera a pillar bien la carrera. Un pequeño arreglo de 3 pies adelante, por lo de correr casi cojeando y sin poder empujar bien atrás y un montón de ganas de darlo todo dentro de un Campeonato de España, hicieron que el salto guardado 40 cm atrás dieran al traste con los propietarios oficiosos de las medallas, recolocando a sus propietarios en un nuevo sitio y que uno de ellos se quedara sin ella, pues Morrú hizo un magnifico salto sobre 3,60 mts, rebasando el listón con amplia suficiencia con la única oportunidad que tenía para hacerlo.

El despiporre era la comidilla del grupo … ¡¡¡ como se habían reconfigurado las cosas para que uno de los mas veteranos del encuentro se llevara el gato al agua !!! … y es que … como Morrú enseña en el grupo de Escuela de San José, para inculcar a los chicos que entrena mentalidad competitiva … “nunca os fiéis de vuestro adversario”, darlo todo en la competición dignifica al atleta y si después de haberlo hecho nos vencen recordar de felicitar al laureado Campeón.

Si hubiese que simplificar todo este conglomerado de situaciones estaría bien usar un dogma de fe oriental y que “el equilibrio está en el camino de en medio”

Saludo a mis incondicionales … Morrú …

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